Muchos de nosotros hemos tenido una consola modeada, y algunos hemos casi seguro tenido listas y listas interminables de ROMs metidas dentro. Añadidas a voleo, a mansalva, cuantas más mejor. Juegos que jamás habíamos sabido de su existencia, y que ahora están ahí, delante de nuestros ojos, a nuestro alcance para ser jugados. Y yo digo, vale, están ahí. Pero, ¿alguna vez nos hemos planteado de donde salen? No me acuerdo que estaba haciendo hace ya un mes y pico, cuando estaba rumiando el siguiente pensamiento: los videojuegos los crean seres humanos en un contexto determinado, y esa mezcla de circunstancias y vivencias de algún modo transpiran todas en el resultado final, desde el Skate de XBox 360 post-crisis de 2008 hasta The Chessmaster en la NES. Por poner un ejemplo sencillo: Los dos Oracles de la saga Zelda son juegos que clarísimamente beben de la Poké-manía. Si bien no tienen nada que ver en cuanto a lo que proponen (no son el mismo juego con ligeros cambios, sino dos aventuras que conforman las dos caras de una misma moneda), la división entre una edición Seasons (Rojo) y Ages (Azul) que se retroalimentan entre sí viene heredada de la fiebre por los monstruos de bolsillo.
Esa idea me llevó a una serie de reflexiones. De algún modo en internet siempre se hacen referencia a los mismos juegos de siempre. Hay conversaciones cíclicas de Chrono Trigger, The Last of Us o Dark Souls porque, bueno, ciertamente son juegos que claramente resaltan en relación al resto por algún motivo u otro. Son excelentes si no ya obras maestras. Me atrevería a decir que hasta el Zelda menos inspirado va a ser mejor o al menos va ser mucho más comentado en comparación a cualquier juego entre las decenas de miles que existen en todos los catálogos de la historia. Es lo que tiene crear legado o acabar siendo parte de uno. Los juegos que han acabado resaltando y suponiendo un estándar son aquellos que en su día resultaron excepcionales. Hoy en día también es así, aunque en muchas ocasiones haya una clara maquinaria de FOMO y marketing detrás de los proyectos más megalomaníacos o excesivos.
Pero esas "obras atemporales" al final son artefactos culturales exactamente iguales que cualquier otro. Entonces, me planteo: ¿y si en vez de usar internet para acceder a los mismos videojuegos que siempre se mencionan, se usa para investigar sobre uno que no conoce ni Dios? Se han escrito ríos de tinta sobre el salto a las 3D, sobre la guerra de consolas, sobre el debate cíclico de la dificultad, siempre adscritos a títulos vigentes y tremendamente relevantes. Pero cuando yo abro ese emulador o enciendo esa consola modeada, no veo los mismos veinte juegos de siempre: veo esos veinte y decenas de miles más. Y todos esos juegos a lo mejor se han creado con la intención de vender, de crear un producto apañado que pueda ser respaldado por los clientes y ya está, ¿pero acaso no tienen una historia detrás? ¿Qué decisiones se llevaron a cabo? ¿Qué influencias tiene? Los 90 estaban plagados de beat'em ups, pero yo no quiero hablar de Streets of Rage o Golden Axe. Yo quiero hablar del arcade de Moonwalker o Los Simpsons, simplemente para desviarme ligeramente de lo más comentado.
Y en el fondo, me jode que los juegos que me llaman la atención realmente son los que sobresalían en la época o los que puedo relacionar con licencias conocidas. Incluso si yo menciono el Aleste 2 o el Hyper Sports de MSX, esos son títulos que a día de hoy dentro de la conversación general no se mencionan, pero sí son destacados dentro del catálogo de Compile y Konami respectivamente para esa plataforma. Yo lo que quiero es fascinarme con un juego de ajedrez completamente anodino que se confunde en la selva de millares de juegos que existen, impresionarme con ese beat 'em up de arcade noventero que por algún motivo parecía un viaje de crack lleno de humor absurdo japonés (PuLiRuLa, siempre en el recuerdo) o ese plataformas malo de narices que era la excusa de la licencia de turno para vender más merchandising. Quiero apreciarlo y darme cuenta de que existe, y que hubo gente en un contexto concreto, en un momento concreto del tiempo, que le dio forma y lo creó. Creo que, en este sentido, el canal de YouTube americano SNESDrunk es el perfecto ejemplo de una suerte de base de datos que se ha ido conformando con los años, creada desde la pasión y la curiosidad por lo retro que va más allá de los mismos títulos manidos y destacados una y otra vez.
Y sí, siempre volveremos a Super Mario World, pero los videojuegos normales, los mediocres, y y hasta los aburridos también merecen, de algún modo, un respeto; o como mínimo, un tiempo de reflexión. Todas esas obras son así por su contexto, y de forma conjunta han creado cultura, y la visión que tenemos nosotros ahora de una época en la historia del medio.
Y eso, de algún modo, es fascinante.
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